La senadora de Pro, una de las más activas a la hora de pedir cambios a los proyecto de Ley Bases y de reforma fiscal, envió un claro mensaje al sector de su partido que se alineó con el gobierno de Milei

La senadora Guadalupe Tagliaferri (Pro–Capital) asegura que quiere darle al gobierno de Javier Milei las herramientas que necesita para gobernar y se diferencia del kichnerismo al afirmar que no tiene una postura obstruccionista, pero reivindica sus críticas a los proyectos de las Leyes Bases y el paquete fiscal en aquellos puntos que considera perniciosos, como el permiso para blanquear bienes en manos de testaferros o que las nuevas grandes inversiones tengan ventajas que perjudicarían a la industria nacional.

En un reportaje con LA NACION, la legisladora afirmó que sigue defendiendo los mismos valores que sostuvieron el Pro y Juntos por el Cambio en su oposición al kirchnerismo y asegura que sus planteos son “para las hacer las cosas un poquito mejor” cuando se le recuerda que es la única senadora de Pro que pidió cambios a los proyectos del Poder Ejecutivo.

–Ha sido una de las más activas pidiendo cambios a los proyectos del Poder Ejecutivo. ¿Por qué?

–Estoy convencida que Argentina necesita las herramientas y que hay que dárselas al Poder Ejecutivo. Pero yo no soy oficialismo, soy de un partido de oposición constructiva y eso significa hacer aportes para mejorar cosas, no significa votar a libro cerrado. Por lo general, eso lo hacen los senadores que son parte del oficialismo: se callan la boca, no dan el debate. Entonces, es lógico que plantee las cosas que se pueden mejorar, que en mi caso tiene que ver con los valores y la coherencia de siempre. Soy una persona que creo en las grandes inversiones, en acompañar con incentivos fiscales, pero también creo en el desarrollo de la matriz productiva de un país, de una industria como la metalmecánica.

–Entiendo por esto que no quiere rechazar la ley.

–En absoluto. Toda vez que no estemos blanqueando testaferros. No es que esté en contra de todo el blanqueo. Siempre estuvimos en contra de los testaferros, los testaferros del kirchnerismo y de cualquier ley. Entonces, yo tergo una coherencia. Significa que esté en contra del blanqueo: no. Significa que estoy en contra de los testaferros.

–¿Qué otros temas cuestiona del Régimen de Incentivo a la Grandes inversiones?

–El RIGI tiene algunas cuestiones, reconocidas por los funcionarios del Poder Ejecutivo, como la contradicción entre si una ley puede estar por encima de las normativas provinciales; la cuestión de que no deja ningún tipo de cadena de valor, que es muy generoso en las excepciones. Hay cuestiones, como las rupturas de los contratos y las concesiones que, en algunos casos, puede hacerse de una forma poco seria y terminar con los juicios que hoy tenemos por YPF por culpa del kirchnerismo. Hoy ese temor pasa con Cammesa. Ahí hay un ruido.

–¿En qué caso concreto puede ser perjudicial el RIGI?

–El RIGI genera un mecanismo de libre acceso al mercado de cambios, libertad de exportación y de importación y de tránsito de todos los insumos que se requieran. Son inversiones multimillonarias que a partir del año tres pueden retirar el 100% de sus ganancias. Pueden exportar el 100% de lo que produzcan, como el gas licuado o la minería. Podemos establecer que eso es bueno, pero el tema es que esas exportaciones no tienen retenciones ni obliga o fortalece la cadena de valor que hay en la Argentina, sea de la metalmecánica, de un camión, de un montacarga, del acero o de las telecomunicaciones. Entonces vas a tener una gran industria que puede venir, dejar plata inmediatamente, con libre acceso al mercado de cambios y exportar e importar. Por ejemplo, una empresa que se trae sus propios camiones, no tiene que pagar ningún tipo de tasa de exportación. ¿Por qué le van a comprar el camión a un productor argentino que va a ser más caro porque tiene sobre sí dificultad para el acceso al mercado de cambios, para importar, tiene componentes en su producto que son importados y por los que tiene que pagar impuesto PAIS y demás? Obvio que va a ser más competitivo el otro. Hay que buscar mecanismos para que estas inversiones también estén de acuerdo con un plan de desarrollo del país.

–¿Qué cambios quiere hacerle al blanqueo?

–Creo que no pueden blanquear las personas que blanquearon hace tres años, sino es un “¡viva la pepa!”. No podés ingresar a un blanqueo que es muy generoso, con penalidad cero y que no tiene tope. El proyecto dice que tenés que dejar la plata un año y ocho meses; eso es pan para hoy y hambre para mañana. No deberían poder blanquear familiares directos y habría que impedir que accedan funcionarios de los últimos dos gobiernos para hacerlo serio, unos diez años.

–¿Y lo de los testaferros?

–No veo ninguna razón que justifique que podemos definir que podés blanquear un departamento que no está a tu nombre y decir que es tuyo y pagar impuestos. Eso es la figura del testaferro, me la dibujes como me la dibujes. Y donde yo estuve parada históricamente, no nos gustan los testaferros, estamos en contra. Se lo criticamos a Cristina, se lo vamos a criticar a la ley. No cambio mi forma de pensar porque la gente eligió a Milei con esperanza. Cuando creés que están mal los testaferros, lo crees siempre, independientemente de quien gobierne.

–Por estos cuestionamientos quedó a contramano de su bloque, que decidió apoyar sin cambios los proyectos.

–Estoy planteando la posibilidad de hacer las cosas un poquito mejor, con mayor sustentabilidad y pensando en el desarrollo de un país. Insisto, soy oposición constructiva, y las oposiciones constructivas no votamos a libro cerrado sin ningún tipo de intercambio de opinión.

–¿Esta postura crítica y diferenciada del resto del bloque tiene que ver con su alineamiento con Horacio Rodríguez Larreta en la interna del partido?

–Horacio no vota en el Senado. No comparto una mirada de un Pro que vota a libro cerrado, que se dice oposición y que no alza la voz si algo le parece mal. A mí me cuesta creer que el Pro esté de acuerdo con que se blanqueen testaferros.

–Pero todo el Pro lo votó en Diputados y cinco de sus seis senadores coinciden en no pedir modificaciones.

–Vos tenés dos lugares. Si te callás la boca y acompañás todo, es lo que hacen los dirigentes oficialistas. Los que critican todo, todo, son el kirchnerismo. Yo no soy ninguna de las dos cosas. Diputados trabajó un montón y en Senado podemos seguir mejorando. Tengo la coherencia de creer en el desarrollo de un país, en defender la industria local, creo en la educación y en que no podés dejar a los jubilados a la buena de Dios.

–¿Qué tiempo considera razonable para que los proyectos lleguen al recinto?

–Uno no puede estar dilatando esta conversación in aeternum. Ahora, [el proyecto] llegó el viernes; empezamos a conversar el martes. La semana que viene vendrán algunos expositores. El Gobierno ha manifestado que tiene la voluntad de buscar redacciones felices (rie) en algunas cuestiones. Bueno, será el Gobierno el que acerque posición y se tratará. No creo que eso sea una cuestión de mucho tiempo. Pero nadie puede dictaminar en 24 horas a libro cerrado.

–En un escenario en el que ninguna de sus propuestas sea atendida. ¿Cómo votaría?

–Hay que ser muy cauteloso con ese tipo de definiciones taxativas; no es el lugar donde yo estoy parada. Si planteo que quiero conversaciones, me parece que esas definiciones de blanco o negro no ayudan. Soy optimista, continuamos con las plenarias la semana que viene, vi voluntad de los funcionarios de hacer doble click en aquellos temas que fueron planteados. Yo quiero enfocarme en esa posibilidad antes de plantarme sino se hace lo que quiero.

Por Gustavo Ybarra

Publicado en lanacion.com.ar el domingo 12 de mayo del 2024

Categorías: Prensa